He sabido vivir con tus olvidos
Y ahora no se vivir con tus recuerdos
Los fantasmas ocupan mis pasillos
Arrastrando cadenas y deseos.
He sabido creer que no existías
Esconderte en los sótanos del tiempo
Mantener ignoradas mis heridas
Convencerme que todo fue un mal sueño
Y de pronto emerges de mis aguas
Con la espada flamante de Morgana
Y me arrojas tu Excalibur de fuego
Y me retas de nuevo a la batalla.
Pero Arturo se retiró al desierto
Y la tabla redonda está quebrada
Y Ginebra reposa en un convento
Donde a veces me acerco a visitarla.
Ella arroja la escala de su trenza
Y yo trepo mi amor por su ventana.
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