De noche, se cierran los ojos del cuerpo
y se abren los sentidos del alma
los fantasmas desempolvan las sábanas
y arrastran sus cadenas por las galerias del subconsciente.
La censura dormita en las mazmorras
y el ego despega su plumaje variopinto,
los espejos se quiebran
y devuelven sus miles de facetas con sonrisas grotescas.
Nos vemos comos somos, sin máscaras ni antifaces
desnudos, con las vergüenzas al descubierto
con arrugas grotescas, papada de pelícano
y la barriga cervecera redoblando a rebato.
El espejo de la madrastra nos muestra nuestras miserias
y seguimos preguntándole si hay alguien mas guapo
y mas listo, porque no nos reconocemos,
porque al despertar, el angel de la guarda monta la pelicula
a nuestra imagen y semejanza, para evitar
que la locura de la verdad nos devuelva la cordura.
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