A veces amaina la ventisca
la arena se reposa
las dunas duermen en sus lechos
y el escorpión acecha en su guarida
A veces presientes la encerrona,
el silencio te avisa a puro grito
pero siguen hoyando tus pisadas
el polvo del camino.
Presentir y sentir entre la niebla
escuchar los silencios del olvido
y cegarte los ojos de certezas,
de negros acertijos.
La vida es una senda retorcida
que cuza los desiertos.
la maroma tensada entre dos cimas
salvando los abismos
y no puedes sentarte ni pararte
ni regresar a puerto
no hay bitácora, brújula ni rumbo
tan solo el mar hirviendo
y un cielo con estrellas traicioneras
trazando nuestro encuentro.
Tal cual...
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