No me quedan palabras
cuando siento tu cuerpo
enredarse en el mio,
cuando siento tu aliento
encenderse en mis labios
de tu boca sedientos.
No me quedan palabras
si me asomo a tus ojos
de belleza profunda
como lagos serenos,
y el olor de tu celo
me envenena el cerebro.
No hacen falta palabras
cuando le habla mi lengua
a tus dulces fresones,
a tus cálidas simas,
al volcán infinito
que en tus muslos habita.
Cuando pierdo la brújula
en tus mares oscuros
cuando hierve mi sangre
mientras siento tu boca
saciarse en la fuente
Que en mi páramo brota.
Buenas tardes Juanm.,
ResponderEliminarUn bellísimo poema.
Dices que "no hacen falta palabras", y es verdad. Pero pido que antes de un silencio deseado me reciten este poema. Estas palabras nunca sobrarían.
Besos,
Mercedes