Déjame renacer entre tus muslos
Sumergirme en tus aguas bautismales
Y volver a la vida como un niño
Acunado en tus labios maternales
Déjame confirmar que aún sigo vivo
Enredado en tu vientre y en tu carne
Recorriendo el sendero de tus nalgas
De regreso a tus tibios manantiales
Déjame que redima mis pecados
Entregado al deseo que en ti arde
Soportando el ataque de tus dientes
Que se clavan en mí como puñales
Déjame comulgar entre tus labios,
Con tu lengua divina y trepadora
Con el vino sagrado de tu aliento
Del sudor de tu piel embriagadora
Déjame recibir la unción sagrada
De los óleos que emanan tus axilas
De los bálsamos tibios de tus ingles
Del divino sudor que en mí transpiras
Y ordenarme en tus pechos generosos
Escalando sus cimas boca a boca
Conquistando sus picos con mi lengua
Y bebiendo sus nieves amorosas
Y perderme en tus brazos para siempre
Y sentirme en tu cuerpo desposado
Poro a poro, mujer, esposa mía
Sin que el tiempo consiga desatarnos.
Gloria estará muy contenta, con tan bello poema adornando su cuerpo.
ResponderEliminarBesitos para ella.
ESTE POEMA.. (CON TODO EL RESPETO QUE GLORIA MERECE).. ME HIZO VIBRAR, ENCENDER, IMAGINAR, SENTIR.. Y PODRÍA SEGUIR, PERO PARA QUE MAS, CUANDO NO EXISTEN LAS PALABRAS!!!
ResponderEliminarHACE HONOR A TU BLOG: LENGUAS DE FUEGO.. Y EL TÍTULO? PERFECTO: "SACRAMENTOS PROFANOS"..
SIMPLEMENTE TE ADMIRO!!!